Bonos de carbono

En los últimos tiempos marcados por la pandemia y las cada vez mas evidente emergencia climática, existen un par de términos que se han hecho cada vez mas populares: “greenwashing” y “huella de carbono cero” (ES) (net zero (EN), klimaneutral (DE)). Si miramos a nuestro alrededor y sin el ánimo de ser repetitivos y poco creativos: “La actividad humana genera emisiones”, eso ya lo sabemos. Y es que hasta respirar genera emisiones. Claro, dejar de respirar no es una opción viable por lo menos en los próximos 40 años. ¿Entonces, en que consiste esta neutralidad (cero emisiones) de la que tanto nos hablan?

Casi todo lo que hacemos genera emisiones, respirar, viajar en auto, comernos un ternero, viajar en avión, etc. algunas actividades en mayor o menos medida. Cada actividad tiene, por decirlo así su “huella de carbono”, es decir, la cantidad de CO2 que se libera durante ella y ya existen varias páginas en donde podemos medir el valor de nuestra huella de carbono personal adicionando nuestras actividades y dependiendo de nuestro estilo de vida.

Ahora, ¿como se llega a esta tan nombrada “neutralidad” si no es reduciendo las actividades y con ella las emisiones? En este caso debemos hablar de “compensar”, lo cual traduce generar (o pagar para que alguien genere) impacto positivo en forma de absorción de carbono y es acá donde entran los bonos de carbono.

Si bien, las empresas muestran cada vez más una preocupación por reducir sus emisiones, esto debido a las nuevas leyes, midiendo sus emisiones, reduciéndolas o compensándolas. ¿Será posible que algún día esto se vuelva obligatorio para las empresas? Como persona particular también es posible compensar estas emisiones comprando bonos en algunas páginas de internet o durante la compra de un mismo vuelo, pero…. ¿Será que estas compensaciones se volverán obligatorias para las personas naturales? ¿Como se mueve el mercado de estas compensaciones en el momento?

Inversiones sostenibles

Las inversiones en productos financieros son ampliamente utilizadas como instrumentos para el crecimiento de capital. Por décadas, los administradores de estos fondos se han centrado únicamente en sus rendimientos, sin sentarse a mirar detenidamente (o mas bien ignorando) el tipo de empresas financiadas con este dinero, que implicaciones tienen los proyectos o que impacto tienen para la sociedad.

Es por esto que muchos fondos de inversión todavía apoyan fabricantes de armas (¿pero que mejor negocio que la guerra?), extracción de recursos en dudosas condiciones medioambientales, etc. Debido a esto, los clientes han comenzado campañas con las cuales se nos muestra lo que realmente se hace con nuestro dinero.

Hace un par de años, algunos fondos captaron la atención de los ciudadanos al ofrecer inversiones sostenibles (algunos llamados fondos verdes) en ferias, campañas de crowdfunding, etc. Esto, como todo al comienzo, fue algo de no creer, novedoso y objetivo de críticas por parte de la mayoría; poniendo en duda su rentabilidad y desempeño a largo plazo.

Pero finalizando el 2020 el panorama comienza a cambiar. Los vanguardistas de esta tendencia siguen en el mercado, ofreciendo lo que ya venían ofreciendo, además de esto, ahora vemos a los bancos “tradicionales” ofreciendo fondos de inversión sostenible, bonos verdes y algunos otros productos para invertir nuestro dinero de manera responsable con el entorno. Es decir, la inversión sostenible ha llegado al ciudadano común. De todas maneras no dejemos de preguntarnos ¿ es esto realidad o solo una etapa de greenwashing?

Cooperativas – Genossenschaften

El primer sábado de Julio se celebró el Día Internacional de las Cooperativas y aprovecho esta excusa para escribir sobre este movimiento fundado por Robert Owen en el siglo XIX.

Aunque las más famosas sean las de ahorro y crédito (por ejemplo Crediquintas), en Colombia existe una gran variedad en cuanto a público, sector, objetivo, tamaño, etc. Conocemos por ejemplo algunas para profesionales, otras de la salud, otras financieras, unas pequeñas, otras grandes, etc. Un listado completo se puede encontrar en esta sitio del gobierno. Me llamó también la atención que en Argentina existen cooperativas de Tecnología y Software Libre.

¿Pero que tiene de interesante este modelo?

Su funcionamiento se basa en la idea de la economía solidaria: se reúnen varias personas con una idea en común (objeto social), cada uno aporta un capital (ya sea una sola vez o varias veces por un periodo de tiempo) y con este se crea una entidad de la que todos sus miembros son dueños y de la cual reciben ganancias al final del año fiscal. Algunas ofrecen a sus afiliados la oportunidad de trabajar en ellas y así ayudar a crecer la semilla de sus aportes. Las decisiones son tomadas de forma democrática por todos o la mayoría de sus miembros. Un ejemplo de propiedad colectiva, podríamos decir y esto renueva la idea de la propiedad individual o corporativa con la que hemos sido educados.

En Alemania estas se conocen con el nombre de Genossenschaft y funcionan básicamente bajo las mismas reglas. En España encontramos proveedores de energía, en Alemania muchas de estas se agrupan compartiendo una misma plataforma. En München las hay del tipo restaurante e incluso el nuevo supermercado libre de plástico nació de esta manera (Konsumgenossenschaft) . En Suiza, una de las mas grandes comenzó como un supermercado y ahora ofrece diversos servicios.

En pleno 2020 donde seguimos viendo cambios en la economía mundial y en donde nos vamos alejando del ser meros consumidores, es un modelo que vale la pena explorar.

Mercados locales

Sábado en la mañana, día de mercado, vamos a comprar pán, queso, frutas, verduras, granola, conservas, arepas, arroz, vinagres, jabones, copas menstruales, aceites faciales, etc.

Para muchos esta escena transcurre en un centro comercial abarrotado de grandes marcas, productos procesados industrialmente, pasillos estériles, empleados mal pagos, etc.

Para nosotros, esta escena tiene lugar en un mercado local. Un concepto totalmente diferente, donde un grupo de emprendedores en diversos campos del saber se reúne a ofrecer sus productos: Ya sea traídos de sus fincas o hechos por ellos mismos, con sus manos, trabajando largas horas, sin la ayuda de una máquina. Siempre escogiendo ingredientes saludables, orgánicos, de calidad, con respeto por el entorno y pensando también en el fin de la vida de los productos y su desecho.

Poco a poco vamos conociendo los productos, pero no solo esto. También a las personas, quienes nos hablan como si nos conocieran desde hace mucho tiempo. Se toman el tiempo para contarnos sus historias, de sus vidas, de sus comienzos. Mas que una compra, se vuelve esto un paseo, una aventura.

Muchas son las implicaciones de estos mercados: No solo se impulsa la economía local, comprando directamente al productor; sino que también nos ayudamos a nosotros mismos cuidando de nuestra salud, comprando alimentos sin pesticidas, hormonas, antibióticos, azúcares y todos esos elementos que la industria alimenticia nos ofrece, comprando artículos manufacturados que llevan un largo proceso tras de sí y un largo tiempo de elaboración. No se trata aca de quién produce más rápido, sino de qué se está produciendo.

Es cierto que los precios no son los mas bajos en comparación con los supermercados tradicionales, pero obviamente estamos comprando productos de mejor calidad. Ya en otro tipo de compras (ropa, libros, tecnología) elegimos calidad sobre precio. Entonces, ¿Por qué no hacer lo mismo con nuestra comida?

Muchas de las enfermedades de este siglo están relacionadas con los alimentos que consumimos, es hora de tomar decisiones por nuestra salud en general.

Pero no solo encontramos alimentos en nuestros mercados, también jabones, aceites para masajes, artículos femeninos y hasta chirrinche (para quienes lo incluyen en su canasta familiar). Todos hechos a mano, con mucho cuidado como si fueran hechos especialmente para nosotros.

Siempre hay un mercado local cerca a nosotros, en cada país y/o ciudad. Siempre es bueno darle la oportunidad a esta nueva economía que nos fortalece como comunidad.

Rescatando comida

Salvar alimentos está de moda… ya nos estamos dando cuenta que el desperdicio exagerado al que estamos acostumbrados no tiene sentido. Más aún cuando para muchos habitantes del planeta, las escasez se vuelve una constante.

Existen varios tipos de “rescate”: Los más arriesgados lo hacen directamente en los containers de los supermercados (de ahí su nombre), tomando la comida justo antes de ser desechada a la basura; también existen comunidades organizadas como Foodsharing quienes en acuerdo con las tiendas, recolectan y reparten los alimentos que no se vendieron en el día.

Hace poco conocí un nuevo método y se basa en una App ya disponible en 9 países de Europa con la cual los restaurantes venden sus platos “no vendidos” por menos de la mitad del precio al acercarse la hora del cierre. De todo se encuentra, desde panaderías hasta restaurantes internacionales y cada vez mas restaurantes se unen a la iniciativa.


Sin empaque por favor

Comprar, y botar (a veces sin siquiera usar) empaques de plástico se ha vuelto algo normal en la vida de muchas personas. La mayoría no se da cuenta, ni se pregunta a donde irá todo ese plástico al ser “desechado”.  Al mismo tiempo, nos quejamos de la suciedad de los rios, las playas, los mares… acabando con la vida en los ecosistemas marinos.

Pocas veces vemos que somos en cierto modo culpables de esta catástrofe y que somos quienes DEBEN hacer que esta situación cambie. Con el auge del movimiento Cero Residuos (Zero Waste), sus activistas en colectivo o individiales han comenzado a realizar cambios a la forma en la que consumimos. Ya en varios paises del mundo existen tiendas en donde se vende sin empaques. Alemania no es la excepción y con iniciativas como Ohne (Der verpackungsfreie Supermarkt – El supermercado libre de empaques) y OU (Original Unverpackt – Original Sin Empacar) lleva la delantera incluso a otros paises en la Unión Europea.

Son muchas las dudas en cuanto a los productos que se pueden encontrar en estos lugares, pero es mas grande la variedad de productos que abarca desde granos, semillas, cereales, frutas, verduras, jabones, aceites, etc.